Embutidos
EL ORIGEN DE LOS EMBUTIDOS
Consumir embutidos es una costumbre que se practica desde hace muchos años, con registros históricos documentados en la Edad Media (inclusive desde antes) en Europa y surgió de la necesidad de conservar la carne animal por más tiempo para poder sobrevivir los duros inviernos y épocas de hambruna y esa era la principal meta: mantener la vida.
La Revolución Industrial del siglo XIX inició cambios en la forma de elaboración, calidad y número de ingredientes que llevaban los embutidos, empezándolo a hacer de forma estandarizada y a gran escala; la meta cambió de alimentar, nutrir y sobrevivir a producir cantidades masivas. Cantidades y no la calidad era la nueva prioridad (ni mucho menos la nutrición y buena alimentación de quien la consumía). Fue a partir de aquí que el enfoque de este proceso artesanal y de costumbres de cientos de años cambió radicalmente.
Qué nos estamos metiendo en la boca: la verdad no tan agradable de los embutidos.
Con embutidos nos referimos a los derivados de carne animal que han sido embutidos o envueltos en tripas artificiales o naturales. Algunos ejemplos de embutidos son: salchicha, jamón, chorizo, longaniza, chistorra, etcétera. En la época moderna en la que vivimos, la industria alimentaria se ha encargado de maximizar sus utilidades lucrativas aumentando el volumen de estos productos y rellenandolos con harinas, colorante, soya, azúcar y muchos otros ingredientes y aditivos sintéticos presentes en casi todas si no es que en todas las marcas comerciales.
Así que al consumir estos alimentos no solo estamos consumiendo las sobras del animal, sino muchos otros aditivos que muchas veces no sabemos qué contienen los embutidos. Pero para que te des una idea al hacer la mezcla (con la cual se elabora el jamón y las salchichas) se le agrega la mayoría de los restos que sobraron del ave o de puerco. Restos como la carcasa (los huesos frágiles del pecho), cartílago, intestinos y otras partes del animal, que se utilizan para hacer las pastas y mezclas que se convertirán en estos embutidos.
Otros aditivos que se le agregan muy comúnmente a los embutidos son los nitritos y nitratos y nitritos que son los que ayudan a conservar ese color rojo vibrante que nos da a entender que la carne está fresca y evitan que la carne se descomponga con tanta facilidad. The World Cancer Research Fund menciona que: “Este conservador está asociado a un incremento del 20% de probabilidad de padecer cáncer de intestino”.
El gluten es otro de los ingredientes que se le agrega a los embutidos en forma de harina de trigo y la mayoría del trigo que existe (Al menos en México y Estados Unidos) es transgénico, esto quiere decir que ha sido modificado en un laboratorio para que madure más rápido y se pueda cosechar más cantidad en menos tiempo. Como resultado la cantidad de gluten es mayor (sobre todo el transgénico) y este ingrediente nos perjudica en nuestro intestino de diferentes formas: puede causar disbiosis (desbalances en nuestra microbiota intestinal), inflamación sistémica (del cuerpo en general), problemas digestivos y a la larga hasta puede causar que se desarrollen enfermedades autoinmunes como lupus, fibromialgia y artritis.
ENFERMEDADES Y EFECTOS EN NUESTROS CUERPOS
En el 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a las carnes procesadas (como los embutidos) como Grupo 1, “cancerígeno para los seres humanos, debido a las evidencias científicas que conectaban su consumo con el desarrollo de cáncer de colon” sin decir más que esto, es una fuerte razón para evitar este tipo de ‘alimentos’, si es que se puede llamar como tal.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard “las carnes procesadas como las salchichas, se han asociado a un incremento del 42% en el riesgo a desarrollar enfermedades cardiacas, y un aumento del 19% en la probabilidad de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.”
Los embutidos son un alimento que debemos eliminar de nuestra dieta, ya que literalmente son las sobras de otros productos de origen animal y rellenados con otros ingredientes.
¿Qué tanto bien puede traernos comerlos? No debería llamársele alimento y ni siquiera debería estar en el mismo pasillo a un lado de otros alimentos. Lo importante es que cada vez estamos más conscientes de los ingredientes de lo que consumimos y de cómo reaccionan nuestros cuerpos tras ingerirlos, así podemos llegar a eliminarlos y tener otro nivel de salud y energía, todavía mejor del que tenemos y prevenir futuras enfermedades.








