Lácteos
En muchos hogares los lácteos son alimentos que no pueden faltar. Basta que eches un vistazo a los productos que compras en el supermercado y entre sus ingredientes encontrarás algo de lácteos, ó a encontrar leche, quesos, postres como flan, pudines, requesón, mantequilla, siendo estos los productos más comunes consumidos.
Quizás nunca lo has pensado, pero su consumo está ligado a muchos problemas “comunes”, que con solo quitarlos se pueden solucionar. De todos, lo que más me preocupa es el deterioro en la salud digestiva, que da entrada a otros problemas como el acné, bajo sistema inmune, baja absorción de nutrientes, entre muchos más.
Como son alimentos que se recomiendan desde la infancia, desasociamos la relación con la salud. Se recomiendan por su contenido de proteínas, grasas, vitaminas, fósforo y calcio, que están asociados al crecimiento y aspectos vitales para nuestros huesos, pero ¿realmente es un alimento que necesita nuestro cuerpo en todas las etapas de nuestra vida?, la realidad es que NO. Numerosos estudios científicos señalan a los lácteos como uno de los factores en muchas enfermedades y trastornos actuales, ya que es una sustancia muy densa que genera una dificultad al organismo para digerir y asimilar; además las proteínas lácteas contienen altos contenidos de antígenos que provocan en nuestro sistema inmunológico tenga una reacción de defensa, provocando diferentes problemas como las enfermedades crónicas, obesidad y acné.
Las enfermedades crónicas se ven asociadas con la ingesta de grasas, los lácteos contienen grandes cantidades de grasas saturadas, casi el 40%, su contenido de grasas trans, ácido palmitoleico, que aumenta el nivel de colesterol en cuerpo, disminuyendo la producción de insulina, siendo un factor de riesgo para el desarrollo de diabetes.
Vamos a pensar en la raíz del consumo de leche, todos los mamíferos inician su primera etapa de vida alimentándose por leche materna, aquí empezamos el consumo de leche, sin embargo cada especie tiene una composición diferente en su leche, siendo la leche materna la única leche ideal para el consumo humano, por ser un alimento suave, fácil de digerir porque tienes las enzimas para hacerlo, teniendo las hormonas necesarias para nuestro crecimiento, por el contrario la leche de vaca es distinta por su naturaleza, contiene hasta 4 veces más proteínas con una composición de 4 distintos azúcares, los cuales afectan a nuestra microbiota intestinal, grasas muy densas. Si la leche materna está hecha para que crezca el bebé, en proporciones humanas, ¿la leche de vaca en qué proporción te aumenta? ¿los nutrientes en la leche, son la proporción que yo requiero? No.
Los lácteos son difíciles de asimilar, metabolizar y digerir, debido a que la vaca llega a un peso de 500 kg, por lo que su leche sirve para alimentar al ternero que en un año alcanza los 150 kg, por eso la leche de la vaca posee ingredientes necesarios para el rápido crecimiento del ternero, así explicando los diversos problemas de salud que está ocasionando.
Por muchos años se tenía la creencia de que los lácteos son alimentos indispensables en nuestra alimentación por ser un “alimento completo” detrás de toda esta creencia sólo existe un alimento que presenta diversas dificultades para ser digerido, asimilado, por el alto gasto energético que ejerce en nuestro cuerpo por el excesivo contenido de caseína (proteína láctea), lo que lleva a neutralizar la acidez de nuestro estómago favoreciendo infecciones, y cambios del pH gástrico.
El consumo de productos lácteos estimula la glándula tiroidea por su contenido seis veces más de fósforo y cuatro veces más de calcio que la leche materna. Y, a su vez, provoca un desequilibrio hormonal, ya que la leche contiene niveles de progesterona, prolactina, hormona liberadora de crecimiento y hormona estimuladora de tiroides que puede afectar con severidad el acné.
¿Por qué es tan difícil asimilar la leche y sus derivados? La lactosa es el azúcar de la leche. El organismo necesita para su absorción y asimilación una enzima llamada lactasa. Cuando tenemos niveles bajos de lactasa, el intestino no puede digerir la lactosa y ésta se fermenta por diferentes bacterias causando inflamación, irritación intestinal, diarreas o en ocasiones estreñimiento.








